Transcripción del episodio
Hoy quiero contarte mi historia con el tabaco: como empecé a fumar, qué significaba fumar para mi, qué me aportaba y cómo fue evolucionando mi consumo. Pero lo más importante, quiero compartir contigo cuando y porqué decidí dejar de fumar.
Este es mi primer episodio de podcast, así que pido disculpas porque probablemente no saldrá tan fluído como quizás podrías esperar. Estoy segura de que pronto le cogeré el más ritmo y más soltura.
Además es que creo que no hay que esperar a que las cosas estén perfectas para hacerlas. Esto es algo que he ido poniendo en práctica en los últimos años y me ha funcionado; y de hecho creo que también aplica a la hora de dejar de fumar. Lo digo porque a veces nos pasamos la vida esperando el momento perfecto para dejar de fumar, y bueno… nunca es el momento perfecto.
Siempre hay algún problema, alguna preocupación, alguna situación de estrés que tenemos en este mismo instante (o a pocos días, o a pocas semanas, o a pocos meses…). Entonces, si siempre estamos esperando a “cuando pase esto lo dejo” o “ya lo dejaré cuando se termine esta carga de trabajo tan inmensa” o “lo dejaré cuando empiecen las vacaciones…” pues siempre lo iremos posponiendo. Siempre habrá una excusa y siempre habrá un motivo para pensar que este no es el momento.
Así que bueno seguramente ahora mismo sea un buen momento para dejar de fumar, o en caso contrario, probablemente nunca lo será.
Mi historia como fumadora, de principio a fin
Creo que este es un ejercicio muy interesante para todo aquel que quiere dejar de fumar: plantearse cómo empezaste a fumar y que te ha mantenido fumando durante todo este tiempo. Te ayudará a entender mejor tus puntos débiles y cómo vas a tener que reforzarlos para dejar de fumar con éxito. Así que te recomiendo que hagas esta reflexión.
Mi historia como fumadora parte de hace mucho tiempo.
Yo empecé a fumar con 14 añitos. O sea que prácticamente era una niña. Y bueno… ¿Qué hacen unas niñitas de 14 años de aspecto inocente? Pues esconderse en un callejón y fumar tabaco a escondidas.
En realidad no era mi intención, te voy a decir la verdad. Yo, lamentablemente, he sido una niña y adolescente muy influenciable, muy tímida… Entonces pues bueno, siempre hay alguna amiga que en un momento dado te trae un cigarro de sus padres. ¿Y qué vas a hacer? Pues acompañarla a fumar y aprender a fumar con ella, no? Pues así fue, así empezó. Y te tengo que reconocer que en esa época parecía algo bastante emocionante… Ya sabes, a esa edad te hace sentir que eres mayor, que eres importante…
Lo cierto es que por aquel entonces no me gustaba fumar. Supongo que como a todos los fumadores nos pasó, que los primeros cigarros no nos gustan, lo más curioso es por qué seguimos fumando entonces… pero bueno lo que empezó siendo un juego se acabó convirtiendo en una costumbre, y esa costumbre al final se acabó convirtiendo en un vicio.
En fin, que en mi caso fue así, empecé a fumar con 14 años y he dejado de fumar con 34, es decir que me he pasado 20 años fumando! ¡Más que la mitad de mi vida!
Cuando me di cuenta de esto la verdad es que me dio un poquito de miedo, porque cuando eres joven piensas que ya lo dejarás, que no es para tanto…
Pero llega un día en que ya no te ves tan joven, y miras atrás y te das cuenta de que llevas más tiempo fumando que sin fumar y eso da mucho vértigo.
Pero bueno, volvamos a la historia, y es que durante mi juventud yo fumaba mucho, mucho… mis padres, pobrecitos, aunque no les gustaba que fumara me dejaban fumar en casa. Y cuando iba con mis amigos, pues todavía fumaba más. De hecho éramos una pandilla en la que todos fumábamos.
La verdad: no es que esté orgullosa de mi juventud. No he sido una jovencita ejemplar, de hecho el tabaco formaba parte de mi identidad, me ayudaba a construir mi personaje, que en realidad era muy inseguro, muy vulnerable, pero que para compensarlo quería parecer duro y cañero, y despreocupado…
Supongo que fumaba por sentirme más segura, más importante, no sé… cosas de estas…
¡También tengo que confesar que en esa época yo fumaba muy a gusto! Vamos, que me encantaba fumar, era parte de mí.
Luego, a partir de los 25 años más o menos, ya reduje bastante mi consumo; me centré un poquito más, aunque seguía fumando unos 15 cigarrillos diarios. En esa época todavía no me planteaba dejar de fumar, no lo veía como un problema.
Últimos años como fumadora
Hacia los 30 años encontré a mi pareja actual y, con él, también encontré la estabilidad. Y aunque él fumaba -y de hecho todavía fuma- tenía una norma y es que dentro de casa nunca se fumaba, siempre en el balcón.
Así que bueno cuando me mudé a vivir con él pues yo también adopté esta norma.
Salir a fumar al balcón a veces sí que era agradable, pero muchas otras veces no: días de viento, de lluvia, de muchísimo frío o muchísimo calor… era un coñazo (permíteme la palabra) salir a fumar. Así que muchos cigarros había días que me los saltaba.
A parte, también estaba en una etapa mucho más estable, mucho más serena, con lo cual tampoco fumaba ya con esa impulsividad o esa ansia del principio. Por aquel entonces fumaba unos 7 a 10 cigarros. Que ya era una cantidad bastante decente, me sentía cómoda fumando esta cantidad, sin sentirme como una super adicta.
Cuando decidí dejar de fumar
Escucha el podcast (min 9.30) para conocer la parte final – y más emotiva- donde te cuento cuándo y porqué decidí dejar de fumar.
No te pierdas los demás episodios del podcast
Este podcast está disponible en la mayoría de plataformas de podcasting. Sígueme desde tu favorita y no te pierdas ningún episodio:
Sobre mi
Sobre mi

Irene S. Ventura
Psicóloga experta en técnicas de deshabituación tabáquica
Combino las estrategias de la terapia cognitivo-conductual con meditaciones mindfulness, alcanzando así todos los aspectos que intervienen en el proceso: emociones, pensamientos, conductas y actitudes.
¿Te unes al programa?
Si te gusta mi enfoque y quieres que te acompañe mientras dejas de fumar, te invito a consultar mi programa para dejar de fumar.
Durante 8 semanas recorreremos todas las fases, desde la preparación, pasando por el día D, superando e síndrome de abstinencia, hasta llegar a la fase de mantenimiento.
Tendrás a tu disposición meditaciones, ejercicios escritos y retos que te ayudarán a avanzar y a lograr tu objetivo.
Con acceso inmediato y seguimiento via email.