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Transcripción del episodio

Hoy quiero hablarte de la relación entre la ansiedad y el consumo de tabaco.

Y es que, después de todo este tiempo acompañando a personas en su proceso de dejar de fumar me he dado cuenta de que la ansiedad tiene un papel protagonista, y que aprender a gestionarla es clave para el éxito.

La ansiedad está presente desde el momento en que nos volvemos adictos a la nicotina

Cuando el cerebro se vuelve adicto, necesita continuamente nicotina, y si no la tiene a tiempo te lo hace saber con sensaciones de ansiedad que empiezan siendo leves, como un poquito de inquietud y pensamientos acerca de fumar, pero que cada vez son más intensos si no respondemos a la necesidad

Seguro que te ha pasado quedarte sin tabaco, o estar en un lugar en el que no puedes fumar. Claramente, lo que sientes ahí es ansiedad, verdad?

El tema es que, para no llegar a esos niveles de ansiedad, mientras somos fumadores intentamos responder a la necesidad de nicotina cuanto antes. 

Entonces, desde que nos convertimos en fumadores, estamos metidos en un ciclo de ansiedad en el que continuamente estamos huyendo de esa sensación. Sólo podemos huir fumando de nuevo, y cada vez que volvemos a fumar reiniciamos el ciclo.

Cuando desconocía esta relación entre la ansiedad y la adicción al tabaco, pensaba totalmente lo contrario: creía que el tabaco me ayudaba a relajarme, a estar bien, a afrontar las situaciones con más seguridad…

Y bueno, no es que eso sea falso al 100%. Cuando estás ansioso por fumar, efectivamente el tabaco te relaja; y cuando sientes malestar porque hace mucho que no fumas, fumar te hace estar bien de nuevo. Así que sí, son creencias lógicas. El problema es que desde esas creencias es muy difícil dejar de fumar

En cambio, cuando te das cuenta de que realmente es la adicción al tabaco la que te hace estar ansioso, entonces la percepción empieza a cambiar. Te das cuenta de que si dejaras de fumar,  pronto dejarías de sentir esa sensación de ansiedad permanente.

Suena fácil, ¿verdad? Sin embargo, muchas personas prefieren seguir fumando, fumar tanto como su ansiedad les pida, seguir encendiendo un cigarro a la mínima señal de inquietud. ¿Por qué ocurre eso? Porque nos asusta sentir ansiedad.

¡Es normal! La ansiedad da miedo. Es una sensación que, cuando aumenta mucho, puede llegar a ser arrolladora. De hecho, la ansiedad viene del miedo, son emociones hermanas, muy parecidas.

Y por eso creo que aprender a gestionar la ansiedad es clave para poder dejar de fumar. Porque, lo queramos o no, sentiremos ansiedad mientras superemos el síndrome de abstinencia. Tendremos que afrontar esa sensación, atravesar, superarla.

Aprender a gestionar la ansiedad es clave para dejar de fumar

¿Por qué muchas personas recaen? Porque no soportan esa sensación de ansiedad.

Todos los fumadores llevamos años metidos en ese ciclo de “siento ansiedad, entonces fumo para dejar de sentir ansiedad”.

Es un aprendizaje que está grabado a fuego en nuestra mente, es difícil romperlo, desaprender esa asociación. Pero la única manera es dejando que la ansiedad esté ahí, y sin embargo, no fumar

Suena difícil. Asusta, porque es como pensar que no tendremos manera de protegernos frente a esa sensación. Cómo sentirnos totalmente vulnerables. Pero en realidad no es así.

Si aprendemos a relacionarnos con esa emoción pronto nos damos cuenta de que no es tan espantosa, ni tan enorme, ni tan arrolladora. Si aprendemos a no darle tanta fuerza a esos pensamientos, si aprendemos a dirigir nuestra atención hacia nuestro bienestar, hacia el momento presente, hacia lo que de verdad importa… 

Cuando vamos aprendiendo eso vemos que la ansiedad no es eterna, no crece infinitamente.

Dicen que las emociones (incluida la ansiedad), duran dos minutos. Empiezan a crecer, llegados al minuto llegan a su pico máximo y luego vuelven a descender. Para mantenerlas vivas por más tiempo necesitamos utilizar los pensamientos, es decir, seguir pensando en ello, revivirlo, desmigarlo… 

Y ahí está la dificultad para muchas personas:

Nos cuesta no engancharnos a la ansiedad, nos cuesta dejarla ir. Empezamos a darle fuerza a esos pensamientos relacionados con el tabaco, a discutir con ellos o al contrario, a tratar de quitarlos de nuestra cabeza, y esa lucha hace que nuestra atención siga ahí, enganchada, sin poder salir de la ansiedad.

Sacar nuestra atención de ahí requiere mucha práctica. Al principio cuesta. Pero poco a poco es más fácil. Y superamos un día, y otro, y otro.

Por un lado, la ansiedad va descendiendo porque el cuerpo se va acostumbrando a no necesitar nicotina, porque a medida que cambiamos nuestra rutina las antiguas asociaciones se van rompiendo… 

Y por otro lado, vamos siendo cada vez más hábiles dirigiendo nuestra atención, intentando no engancharnos a esos pensamientos de ansiedad, aprendiendo a recibir esa ansiedad y dejar que fluya, que siga su curso, que se afloje y que se vaya.

Es un proceso que no todos se atreven a hacer. Repito, la ansiedad asusta. Pero si tenemos recursos para gestionarla, si aprendemos cómo redirigir nuestros pensamientos, como calmarnos naturalmente, realmente no es tan espantosa.

Aprender a superar la ansiedad por el tabaco es un gran aprendizaje

De hecho, los que se atreven a atravesar este proceso y superar la ansiedad por el tabaco, no solo ganan en salud. Ganan en fortaleza psicológica, en gestión emocional, en aprender de sí mismos… Siempre digo que dejar de fumar es un proceso súper enriquecedor, porque aprender de la ansiedad, aprender a relacionarnos con esas emociones es un aprendizaje que nos acompañará toda la vida.


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Sobre mi


Irene S. Ventura

Psicóloga experta en técnicas de deshabituación tabáquica

Combino las estrategias de la terapia cognitivo-conductual con meditaciones mindfulness, alcanzando así todos los aspectos que intervienen en el proceso: emociones, pensamientos, conductas y actitudes.


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Si te gusta mi enfoque y quieres que te acompañe mientras dejas de fumar, te invito a consultar mi programa para dejar de fumar.

Durante 8 semanas recorreremos todas las fases, desde la preparación, pasando por el día D, superando e síndrome de abstinencia, hasta llegar a la fase de mantenimiento.

Tendrás a tu disposición meditaciones, ejercicios escritos y retos que te ayudarán a avanzar y a lograr tu objetivo.

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