Transcripción del episodio
En el episodio de hoy quiero hablarte de un miedo muy habitual cuando alguien se plantea dejar de fumar: la creencia de que dejar de fumar engorda.
Pero antes de entrar al tema quiero hablarte de mi. Porque empecé el podcast hablando de mi propia experiencia, y creo que es justo compartir contigo en qué punto estoy ahora (SEPT 2021).
No te asustes, sigo sin fumar. De hecho, puedo decirte que ya practicamente nunca hecho de menos el tabaco. En muy pocas situaciones pienso algo como “mhh, ahora me fumaria un cigarro”. Y ver a gente fumar delante mío ya no me influye en absoluto. Pero quizás habrás notado que estoy siendo muy poco constante en la gravación de episodios…Y por eso quiero disculparme. Pero el motivo es algo muy bonito y seguro que me lo perdonarás!
Estoy embarazada!! Sí, mi sueño se ha cumplido y dentro de muy poquito sere mamá. No sé si lo conté en algún episodio, pero el motivo principal para dejar de fumar era ser mamá. Bueno, mejor dicho, el motivo de dejar de fumar era estar sana para poder cuidar y disfrutar de mi familia lo máximo posible. Este era y sigue siendo mi mayor motivo, y estoy muy feliz de sentir que ahí vamos, que se está haciendo real.
La parte menos buena es que con el embarazo me está costando seguir el ritmo y mis rutinas de trabajo… Pero bueno, estoy fluyendo con lo que mi cuerpo y mi motivación me permiten.
Y hoy sí, tenía muchas ganas de ponerme frente al micro y hablar contigo. No prometo si podré grabar mucho más, si seguiremos con el podcast. Lo que sí seguirá es el programa para dejar de fumar.
Y ya no me enrollo más, vamos a hablar de un tema que preocupa a muchas personas cuando se plantean de dejar de fumar.
El miedo a engordar cuando dejas de fumar
¿Es un mito o es la realidad? ?La gente engorda cuando de ja de fumar? Pues generalmente sí.
Así que es importante saber a lo que nos enfrentamos para poder actuar de la mejor manera posible. El conocimiento es poder. Así que vamos a adentrarnos un poco en este tema tan interesante
Lo más habitual es engordar entre 2 y 4 kilos durante los primeros dos o tres meses tras dejar de fumar.
¿Por qué? Por varios motivos.
Metabolismo y tabaco
El primero es que el metabolismo cambia ligeramente cuando dejamos de fumar. Aunque aún hay pocos estudios al respecto, se intuye que la nicotina altera la actividad de diferentes enzimas involucradas en el metabolismo del cuerpo. No hay que olvidar que el tabaco es un estimulante, y como tal, hace que nuestros sistemas se aceleren: la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el consumo de oxígeno… Esto hace que mientras somos fumadores tenemos el metabolismo ligeramente acelerado, un mayor consumo de energía de lo que sería “normal”.
Apetito y tabaco
Pero además, parece ser que la nicotina también activa unas neuronas situadas en el hipotálamo que regulan el apetito. Seguro que alguna vez lo has notado, que a pesar de tener hambre, cuando fumas parece que esa sensación de hambre se reduce.
¿Y qué ocurre cuando dejamos de fumar?
Pues por un lado el metabolismo de nuestro cuerpo vuelve a su ritmo normal. Ojo, no es que se vuelva más lento. Es que vuelve a lo que le corresponde. Y eso significa que iremos quemando la energía en función de nuestra actividad, no de nuestro consumo de cigarrillos.
Mientras tanto, esas neuronas que nos informan de la sensación de apetito ya no quedarán apagadas por la nicotina, sino que funcionarán con normalidad. Cuando tengas hambre, lo notarás. Y no tendrás el cigarro para acallar esa sensación.
Ansiedad y atracones de comida al dejar de fumar
Y por último, pero no menos importante, durante las primeras semanas sin fumar es posible que tengas momentos puntuales de ansiedad. Y ya sabemos qué pasa muchas veces entre la ansiedad y la comida, verdad? Que comemos por ansiedad.
Y en lugar de fumar nos dirigiremos a la nevera, o al cajón de las galletas… Y atacaremos.
Suelo pecar de fatalista, pero prefiero asustarte y que luego, cuando lo vivas, digas “jo, pues al final no fue para tanto!”.
Prefiero decirte: sí, vas a ganar peso. Asúmelo. Y si luego consigues mantener tu apetito a raya, o tienes un gran autocontrol y en lugar de picar galletas sacias tu ansiedad con un vaso de agua, pues oye, enhorabuena!!
Pero lo habitual es eso. Ganar unos 2 a 4 kilos. Yo gané 4. Hay quien gana más. Todo depende de hasta que punto nos dejemos llevar por la inercia.
Es decir:
Una cosa es asumir que vas a engordar y tratar de no obsesionarte con eso. Aceptarlo. Y otra muy distinta es dejarse arrastrar por la ansiedad y comer como si no hubiera un mañana, con la excusa del tabaco.
Vuelvo a mi frase favorita: Saber es poder. Y eso significa que si tu ya sbes que posiblemente vayas a engordar, busques maneras de ayudarte para que eso no llegue a convertirse en un problema (en caso que sea algo que te preocupe).
Como gestionar el hambre cuando dejamos de fumar para no engordar más de la cuenta
Si tu no quieres engordar más de esos 2 o 4 kilos, tienes que poner atención en lo que comes. Y tratar de tener en tu despensa alimentos que puedan saciarte sin ser demasiado calóricos para esos momentos de ansiedad.
Solemos recurrir al chocolate cuando sentimos ansiedad, pues en lugar de elegir chocolate con leche, que suele ser muy dulce, apuesta por un chocolate negro, con más procentaje de cacao y con poco azúcar.
O mejor aún, hazte unos palitos de zanahoria, o de manzana, o la fruta que te guste, cosas que te aporten mucha fibra y que sean saludables. Siempre será mejor eso que unos croasanes industriales.
Y luego, por supuesto, hacer comidas sanas pero que te sacien lo suficiente. Apuesta por las legumbres, por grandes bols de ensalada, por arroz y pasta integral, mucha verdura… Todo lo que tenga gran cantidad de fibra y te deje bien saciado será un aliado contra el apetito entre horas.
Y ahí, en esta alimentación mayoritariamente saludable, siempre habrá algún hueco para darse un capricho un poco más calórico. También te lo mereces, oye. Pero si es algo esporádico podrás mantener tus calorías a ralla.
Luego llegamos a la otra parte de la ecuación. El peso se gana cuando uno consume más calorías de las que quema. Así que también podemos compensar ese aumento de calorías aumentado la cantidad de ejercicio físico.
Si tu ya tienes la costumbre de ir al gimnasio o hacer algun tipo de actividad física, puedes incrementar un poquito el tiempo que le dedicas, y así compensarás. Y si no tienes costumbre, es un buen momento para empezar. Y no hace falta hacer grandes cosas. Solo hacer más de lo que hacías, y poco a poco ir aumentando.
Para algunos, eso puede ser salir a andar una hora cada día. Para otros, volver a coger la bicicleta. Para otros, apuntarse a clases de baile.
Y es que dejar de fumar no tiene que significar “el vacío”, sino todo lo contrario. Podemos añadir a nuestra rutina cosas que nos apetezcan y con la motivación del propio cambio de vida que estamos dando, tomar acciones paralelas que nos aporten más vitalidad, más energía, más alegría.
Si tienes en cuenta todo esto y te armas un plan, dejar de fumar no tiene porque significar que engordes diez kilos. Al contrario. Dejar de fumar para muchas personas es la excusa perfecta para empezar a ocuparse de su salud con más interés que nunca.
Ojalá sea así en tu caso y este episodio te haya ayudado a perderle el miedo a engordar y a tener ideas para evitar que esto se convierta en un problema.
No te pierdas los demás episodios del podcast
Este podcast está disponible en la mayoría de plataformas de podcasting. Sígueme desde tu favorita y no te pierdas ningún episodio:
Sobre mi

Irene S. Ventura
Psicóloga experta en técnicas de deshabituación tabáquica
Combino las estrategias de la terapia cognitivo-conductual con meditaciones mindfulness, alcanzando así todos los aspectos que intervienen en el proceso: emociones, pensamientos, conductas y actitudes.
¿Te unes al programa?
Si te gusta mi enfoque y quieres que te acompañe mientras dejas de fumar, te invito a consultar mi programa para dejar de fumar.
Durante 8 semanas recorreremos todas las fases, desde la preparación, pasando por el día D, superando e síndrome de abstinencia, hasta llegar a la fase de mantenimiento.
Tendrás a tu disposición meditaciones, ejercicios escritos y retos que te ayudarán a avanzar y a lograr tu objetivo.
Con acceso inmediato y seguimiento via email.